TAKASHI MURAKAMI

FUNDACION MUSEO RAYO|  18 DE ENERO DEL 201

EL RAYO CELEBRA SU CUMPLEAÑOS CON SIETE EXPOSICIONES
18 de enero del 2014

Discurso de Agueda Pizarro en el aniversario

El 18 de enero del 2014 a las 4:00 de la tarde el Museo Rayo inaugura 7 exposiciones para celebrar sus XXXIII años. En esta ocasión veremos una variedad de muestras de las artes de Asia y tres del Maestro Omar Rayo relativas a esa parte del mundo que tanto influyó en la plástica occidental y que produjo desde los tiempos antiguos obras sublimes en todas las expresiones artísticas.

El Japón protagoniza dos de estas exhibiciones: Estampas japonesas, xilografías y dibujos de los siglos XVIII y XIX y Takashi Murakami, artista contemporáneo con videos, gráfica y objetos. Los ukiyo-e que deslumbraron a artistas como Manet, Van Gogh y Picasso en los siglos pasados, provienen de dos colecciones privadas. Una de ellas, que fue una fuente de inspiración para el Maestro Rayo, pertenece a familia Pizarro-Rayo y muestra personajes y escenas creadas por los grandes maestros de la xilografía. La otra referencia los escenarios y actores del Kabuki de Osaka. Entre estas refinadas imágenes hay varios dibujos en tinta y dos kakemono(rollos de papel pintados con tinta). Ya que nuestro Museo siempre ha estado dedicado a la obra de arte sobre papel, y en especial el grabado, esta exposición es esencial para el entendimiento de la estampa y en especial la modalidad de la xilografía. Haruki Murakami,también artista gráfico, maestro de la serigrafía, ejemplifica la estética japonesa del siglo XXI. Incursiona en el videoarte, en los objetos de consumo y desafía todos los criterios estéticos antiguos de su país. Sin embargo, vemos en sus dibujos fuertemente influenciados por el manga, el cómic japonés, motivos como el crisantemo, símbolo milenario de Japón, que estalla en colores psicodélicos. Sus muñecos son similares a los más antiguos juguetes japoneses.

La China, un referente fundamental para Omar Rayo antes y después de su viaje a ese paíís en el 2001, se representa aquí con Carteles Maoistas de la República Popular China, una exposición prestada por el Museo de Arte Moderno de Bogotá. A pesar del realismo socialista que predomina en estas imágenes de intención doctrinaria y política predicando una utopía de los trabajadores, Mao Tse Tung aparece como aparecía antes el Emperador endiosado. Predomina en las imágenes el color rojo saturado que asociamos con la China. Este serpentea en banderas y tiñe las telas y las superficies recordando la antigüedad de ese país que lo inventó todo antes. Otro elemento ineludible es la caligrafía que le da sentido a las imágenes y que fue objeto de admiración para Omar Rayo.

Aunque la India no es tan evidente en la obra de Rayo como la China y el Japón, él gozaba de la música del sitar, de la poesía, de las imágenes de las miniaturas mughales y las sinuosas esculturas de los antiguos templos. Exhibimos en esta ocasión estampas populares derivadas de las pinturas clásicas que representan las deidades hindúes como Krisna, Siva, Visnu, Durga y otros así como también los gurús e ídolos de la modernidad. Las imágenes, de rico colorido, equivalen a la representación de los mismos temas en las películas del Bollywood, la gran máquina de cine de consumo popular en la India del siglo XX y XXI. Son un aporte a nuestro conocimiento del arte sobre papel en el mundo y su conexión con nuestro Maestro Rayo que lo absorbió todo transformándolo en un estilo único.
http://www.museorayo.co/prueba/aniversario/


Nadie mejor para ilustrar tradición y contemporaneidad, historicismo y rompimiento, que el artista japonés Takashi Murakami, nacido en Tokio en 1962. Con estudios de Bellas Artes y música en la universidad de su ciudad natal que culminó en 1983 y formación en Nihonga, estilo pictórico que privilegia las técnicas y temas tradicionales. Su arte va a ser el resultado del neo pop, surgido sustancialmente a partir de la crisis provocada por el desinfle de la burbuja económica en la década de los ochenta del siglo pasado en su país. Mezcló el cómic, la iconografía budista, los rollos iluminados del siglo XII, las representaciones zen y las pinturas excéntricas del período Edo del siglo XVIII.

Como muchos de sus antepasados rechazó el realismo y desafió el tradicionalismo. La figuración atiborrada y barroca de Murakami alude a la cita y la transgrede, exaltándolos con colores homologados y brillantes que él ha encontrado en la sociedad consumista.

El artista consciente del poder de las transacciones se ocupa de forjar un modelo empresarial capaz de ofrecer abiertamente servicios. Por eso en la órbita de la producción artística donde encontramos pinturas, esculturas, gráficas, videos, objetos e instalaciones también él coexiste como curador, conferencista, ejecutor de eventos, presentador de radio, columnista de prensa e incluso agente de artistas emergentes. A la manera de Andy Warhol, con el que se lo relaciona para referenciarlo, y el cual presidía su propia Factoría, Murakami ha institucionalizado la Kaikai Kiki Co. Ltda, una corporación internacional que dirige y produce masivamente merchandising y también películas de animación y diseños corporativos, el más conocido de estos lo hizo para Louis Vuitton. Cuando Murakami se vale de la interrelación entre cultura popular y Arte con mayúsculas, es cuando expone sus ideas sobre la comercialización del producto artístico, al servicio de los intereses del mercado y a la satisfacción de unos compromisos con el lucro. ¿Cuál es la estética de lo masificado?, ¿cuáles son las insignias de los deseos del gusto? La obra de Murakami sale al paso para ofrecerse como parte de esa gran subasta, donde solo el presente existe y la parpadeante medida de la demanda.

Las obras de Murakami tienen una apariencia de banalidad y superficialidad que es su manera  de abordar y enfrentar la farandulización de los discursos visuales en el entorno veloz, urgente y pasajero que determinan los comportamientos de hoy. Su trabajo que aparece como baladí y enteramente básico esconde agazapado la opinión de un artista que observa con cinismo pero que al tiempo no se resigna a ser un espectador pasivo. Nos devuelve el espejo y desea que nos miremos en sus obras, así esa observación se vea empañada por el aturdido acontecer de todos los días. Esta es su manera de seducir y también de no callar.

- Miguel González, Curado